TRANSPLANTES DE CORAZON A JOVENES CHILENOS
“La Juventud vive siempre en trance de heroísmo. Es desinteresada, es
pura. No ha tenido tiempo aún de contaminarse. No se equivoca nunca en la elección de sus propios maestros. Ante los jóvenes no se hace méritos adulando o comprando. Hay que dejar que ellos mismos elijan sus maestros y directores, seguros que el acierto ha de coronar sus determinaciones. En adelante, sólo podrán ser maestros en la futura república universitaria los verdaderos constructores de almas, los creadores de verdad, de belleza y de bien,” (Manifiesto de Córdoba, 1918)
El corazón de Mayo del 68 esta presente, y no se necesitaron cirujanos para transplantar su corazón en otro cuerpo. El corazón de mayo del 68 esta latiendo mas fuerte que nunca en cada estudiante que hoy lucha por una vida mas digna y hermosa. Un amor enfurecido se alza por encima de este Chile hipócrita que con asombro exclama “No eran tontos” “ Saben Hablar””Piensan”.
Daniel Cohn-Bendit (Dani el Rojo) explicaba hace un tiempo atrás que "el hecho de salir a la calle y protestar era una forma de expresar la necesidad de una sociedad distinta, el descubrimiento de que el viejo mundo no se sostenía por ninguna parte”
Algo cambio. Hace unos pocos días estos jóvenes, considerados adoquines y que fueron lanzados en la marea del mercado hace 16 años, hoy exigen y lo hacen de la única forma posible: sin parcialidades, con entrega total, con el gesto elemental de salir a la calle y gritar contra la maquinaria aplastante de un orden anacrónico que asfixia. Estos jóvenes nos devuelven la verdad.
Ya en el patio de la facultad de ciencias políticas de la Soborna se leían graffitis que anunciaba que esta diversidad se haría presente: “No pedimos nada; lo tomamos”. "No se encarnicen tanto con los edificios, nuestro objetivo son las instituciones." Las paredes tienen oídos. Y sus oídos tienen paredes”.”Atrevámonos a soñar y pidamos lo imposible”
Otro corazón esta presente. Seguramente los jóvenes de "La noche de los lápices" estarían orgullosos de ver a que los lápices siguen escribiendo en los secundarios chilenos de hoy. Aquellos jóvenes argentinos también tenían la ternura de la infancia en el rostro y la utopía de la adolescencia en el alma. Ellos, hace 30 años también reclamaban por el pase escolar y en el decir de sus padres nos recuerdan que : "en cada acto de bronca ante las injusticias, de fuerza creativa para soñar el futuro, de esperanza por sentirse interpretados, están presentes: Maria Claudia Falcone, Claudio de Acha, Horacio Húngaro, Daniel Alberto Racero, Maria Clara Ciocchini y Francisco López Muntaner. Ellos fueron arrebatados de nuestro lado, por pensar y por luchar, por pelear por un boleto escolar, pero también por una patria que incluyera a todos, por el presente que les tocaba vivir y por el horizonte a construir".
Un sentimiento de vergüenza nos ronda. Quizás deberíamos aprender de nuestros hijos y superar nuestra condición de borrego, dejar por un momento el temor a perder el trabajo y nuestra vida hipotecada , dejar atrás el homenaje labial, la oratoria y el batir de palmas y ofrecer el único homenaje posible… alzarnos para ellos, y salir de nuestra alcantarilla.
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