Los Viajes de Sisifa

martes, febrero 20

LA ROSA DE ARIADNA (primera parte)


PRIMERA PARTE

CORO

Como una inmensa rosa diáfana
una intrincada trama
vuelta trazo de luz en vidrio claro.

MINOTAURO
Como el puro estupor,
como las pesadillas de los reyes
vago en el aire espeso.
La sombra de mis ojos sabe
de una fatiga inmensa.
Y no hay modo de probar
que sea mejor soñar que no hacerlo.
Porque tal vez es sólo
error del corazón
creer que las cosas suceden
con arreglo a principios.
Mas sé que el cielo gira
y florecen los cuerpos putrefactos,
que las estrellas cambian de lugar.

CORO
Un rumor de pisadas en el polvo
y una traza de sangre
y una voz sin origen.
El Rechazado alienta entre sombras secretas.
Pero ya el horrible banquete
ha extinguido sus heces
y a lo lejos viene corriendo un joven fatigado.

MINOTAURO
Nada tengo que ver con las pasiones,
nada con los más rojos andrajos del espíritu.
Suspendido entre el cielo y el mar
no ambiciono la tierra,
y mis lamentos no pagan nada.

CORO
En otros sitios
la vida se levanta
como un enorme tallo.
Y otra suerte te llama.

MINOTAURO
Esta hora es extraña,
como un trono usurpado.
La humedad y la sombra trazan
cacerías en el muro,
cuerpos
esbeltos como cañas,
terrones grises o arena muerta.
Artificios de un palacio agostado.

CORO
La noche avanza
y vuelve a retroceder,
como una pulsación.
No habrá tiempo esta vez.

ARIADNA
¡Déjame vivir... déjame vivir!...

MINOTAURO
Una brusca memoria
como agua despeñandose:
tumulto en los pasadizos.
Y hubo algo:
brazos y muslos
de una blancura imperdonable,
y un pecho, como un capullo escarlata.
Confusión de uñas y plantas y polvo.
Una niebla pardusca empañaba los muros,
eh ¡eh! y un torso suave privado de la piel.
Y yo lavé mi cuerpo en sangre
y humores amarillos
y otros huesos sustentaron mi lecho.
Y no volví a soñar...

ARIADNA
¡Noche, oh noche resplandeciente,
déjame
vivir, déjame ser en medio
de esta quietud sagrada!

MINOTAURO
He errado mansamente en el sopor del estío,
buscando indicios en los muros mohosos
o no buscando nada.

ARIADNA
¿A qué podría comparar
esta cadencia, que brota del corazón
como arrullo de fronda?
El verano
sepulta todo bajo su aura verde.
Miro el mar de la noche.
Creta dormida.
Olas en los baluartes.

CORO
Ella está, intacta y tenue,
al pie del laberinto.

MINOTAURO
En las tinieblas me
crecieron ojos para ver...
Es como si todo
se hubiera confundido
entre el cuerpo vertiginoso
y el flujo de las estaciones.

CORO
Un gran arte sutil labró estos muros
que no saben de años, días, minutos:
desgarrones del tiempo.

ARIADNA
No hay una puerta aquí, no hay cerraduras.
¿Por qué las piedras abren alas a mi paso?...
¿Por qué las piedras,
incapaces de ver,
me están mirando?
Tengo miedo,
tengo miedo de caminar entre ellas.
Mis deseos se hunden tierra abajo.
Hay un rumor de cieno que se agita,
un murmullo de cosas que se dejan atrás.
Y sin moverse, vibran
las paredes de roca oscura.
Cada piedra es abismo...
Otros ojos contemplarán estas mismas estrellas,
otra sangre se agitará
bajo estos muros.
¡Oh, que para mí se abra
la rosa amarga de la desesperación!

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