Todas las mañanas me enfrento a las señales que yo misma dejo. Una de ellas es el termo en el suelo de la cocina. Así me tropiezo con él y no olvido poner la colación en la mochila de Mateo. He quebrado varios, pero ya no se me olvida...- la colación-.
A este hijo mió algo le pasa, anda con las uñas sucias y largas. El pelo le llega a la cintura... lo lleva suelto... se viste de negro... tiene el silencio en su mirada...

El pelambre, el chismeo es duro. La profe me tiene en la mira. Cada vez que nos encontramos dice: Mateo se ve descuidado, anda como bajoneado, triste ¿le pasa algo? ¿Todo bien en casa? No contesto.
Prefiero imaginar lo que le diría... pienso en escribirle una carta...intento que diría algo así.

Profesora: Junto con saludarla y esperando se encuentre bien, quisiera referirme a su inquietud respecto a la higiene de mi hijo Mateo.
Creo que a Mateo le pasa que tiene 13 años. Seguramente se dio cuenta de ello. Le ha crecido el pelo y no se lo quiere cortar y obvio algún piojo anda por ahí. Tiene razón esta un tanto sucio. Es que parece que llegaron sus trece años con faltas de baño y otras usanzas.

Estimada Profesora. ¿Sabe usted que en estos días el Mateo supo por las noticias de las nueve y por alguna conversación en casa, que para cuando tenga 67 años le dirán “oficialmente” lo que le paso a su abuelo? Me preguntó si las cuentas estaban bien hechas. Y sabe, me dio vergüenza decirle que si, que las matemáticas siguen siendo exactas.

Profesora tengo vergüenza. Sabemos tan poco de la geografía de nuestros verdugos. Y no tengo respuesta para mi hijo.
Querida profesora, usted hace poco le enseño al Mateo que la palabra mártir viene del griego y significa el que da testimonio. Ese día el Mateo le pregunto a su abuela sobre los atormentados y por algunas de sus amigas que buscan sus perdidos.

Profesora, me da la impresión que a Mateo lo que le pasa es que tiene 13 años y no quiere ser hijo de la mala memoria y tiene ganas de perder el silencio. Parece que se dio cuenta que le han mentido en clase de cívica y también se dio cuenta que la verdad y la justicia no deberían ser un milagro sino una sana costumbre.

Si es cierto Profesora, tiene razón, el Mateo tiene las uñas sucias, el pelo largo y otras andanzas. Es que anda un tanto distraído, con sus trece años a cuestas, un mar de preguntas y otras usanzas..
Le saluda afectuosamente,
La Mama, de Mateo.