y mientras tanto....

¡Malparida vida!
La maquinaria familiar,

se derrumba y pudre.
Igual necesito de su sombra, aunque sea para acusarla del destino humano.

Y es culpa mía!!!
Mi culpa,
mía

Soy desemejante a todo.

Le abro la puerta.

Huele a tabaco y a colonia...y “ron”.
Sus zapatos están sucios, la cabeza más cana,
Tiene un par de orejas pegadas a ella.
Son redondas.

Sus ojos están despiadados.
Y matas de vello salen por su camisa.
Los maxilares, sombreados por una barba crecida desde la mañana.

Cuando me estrechó la cintura y alargo el abrazo,

su contacto era peludo.